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El efecto aspiradora

[Castellano]

Aquí os dejo otro de los cuentos cortos, esta vez lo escribí en castellano y lo traduciré próximamente al catalán.

A John y Mike por enseñarme a confiar un poco menos en las personas y más en mí mismo.

El efecto aspiradora

John y Mike se conocieron a través de internet. Hacía tiempo que jugaban online a  un juego con varias personas de su ciudad y un buen día decidieron conocerse. Cuando John vio a Mike por primera vez, no le reconoció. Tenía delante a alguien de baja estatura, pálido, muy delgado y prácticamente sin pelo. No llegaba a ser desagradable pero era como si a aquella persona le faltara vida. John por el contrario, era alto, de un color de piel negro azabache y tenía el pelo muy oscuro y generoso.

Cuando acabaron de llegar todos sus compañeros de juego se fueron a cenar a casa de John, que vivía por la zona. Mike ese día bebió algo más de lo habitual y tras estirarse unos minutos en el suelo para refrescarse, se quedó dormido. La velada en general fue muy divertida. Cuando finalizó y se iban todos a sus respectivas casas, John despertó a Mike y le dijo que se quedara a dormir, que le preparaba una cama. Él se negó y dijo que se quedaba ahí en el suelo, que no se encontraba bien.

Cuando John se levantó, él ya se había marchado, dejándole un rastro de pisadas en el baño y una camisa completamente manchada con la que pudo deducir que había pasado más tiempo en el baño que durmiendo.

Y así empezó su historia.

Empezaron a verse algún fin de semana, parecía que tenían muchas cosas en común. Cuando John contaba algo o admiraba alguna cosa, Mike parecía igualar o incluso superar su admiración. John empezaba a sentir que había encontrado una alma gemela.

Cuando Mike necesitó un empleo, John se lo consiguió. Trabajaba en una empresa como coordinador y las cosas no le iban mal. Jessica, la pareja de John también adoraba al nuevo amigo, y entre los tres forjaron una buena relación. Su amistad iba viento en popa.

John empezó a notarse de pronto un poco más pequeño. Aunque no le dio mucha importancia y siguió con su vida.

Cuando se encontraron con un puesto de coordinador vacante John habló con su superior y poco después, también hicieron a su amigo coordinador.

Mike iba ganando peso poco a poco mientras que John cada día estaba más delgado.

John era un adicto a la lectura y Mike la detestaba. Pero tras mucho insistirle, aprendió a disfrutar con un buen libro. Lo mismo ocurrió con la bebida. John no bebía grandes cantidades, pero le gustaba disfrutar de esos pequeños placeres así que también empezó a enseñar las maravillas de una copa de whisky de malta a Mike.

John empezó a tener pérdidas de cabello, y extrañado pensó que sería la estación del año. A todo el mundo se le cae el pelo en otoño.

Poco a poco las cosas se estabilizaron y John convenció a Mike para que estudiara. Mike parecía no querer parar de aprender todo lo que John le ofrecía.

Por fin de año John realizó una fiesta con sus amigos más intimos e invitó a la amiga más cercana de Jessica, Laura. Cuando se conocieron Laura y Mike encajaron muy bien. Así los cuatro empezaron a salir juntos y no pasó mucho tiempo antes de que acabaran iniciando una relación de pareja.

Pero los problemas llegaron a John con el nuevo año, cuando su pareja le dejó y su superior abandonó el trabajo. John tuvo que encargarse lo mejor que pudo de dirigir la oficina.

John estaba cada día más pálido, sabía que algo no funcionaba bien. Sería el trabajo. Había dejado de leer a diario y sus copas de whisky se redujeron a una copa mensual en algún cumpleaños. Hacía tiempo que no salía con sus amistades y se limitaba a trabajar, comer y dormir.

Una noche de las muchas que Mike se quedó a dormir, y tras haber bebido demasiada agua durante la cena, John abrió los ojos con la molestia de tener la vejiga hinchada. Se levantó poco a poco, y se dirigió hacia el baño. Lo que vio le dejó helado. Había una especie de proyector delante de su habitación, pero que en vez de iluminar o mostrar una imagen parecía absorber todo cuanto veía. No recordaba haber visto algo así jamás, sería alguna broma de Mike. Fue al baño, apartó el aparato del pasillo y se estiró de nuevo.

Por la mañana se dio cuenta que o bien el despertador no había sonado o se había dormido. Miró la hora, las 9:30. Hacía media hora que tenía que haber ido a trabajar, pero su cuerpo prácticamente ni respondía. Suerte que Mike era madrugador y habría podido llegar a tiempo. Se levantó tras varios minutos de lucha interna y vio que efectivamente su amigo ya no estaba. Había recogido el aparato y en el hogar sólo se oía silencio. Cuando llamó al trabajo, Mike le dijo que no se preocupara, que vendría a verle cuando saliera del trabajo. Se acurrucó en el sofá y se volvió a quedar dormido.

Se levantó, las 16:00 de la tarde. Se dirigió al baño y encendió el grifo. Se frotó fuertemente la cara con agua y jabón intentando sacarse esa morriña que le acompañaba últimamente a todas partes. Cuando dejó de frotarse no podía creer lo que estaba viendo. Su color de piel, oscuro, azabache casi negro, ahora era pálido casi amarillento. Algo no iba nada bien. Se pesó y vio que en un año había perdido casi treinta quilos. Había perdido toda su musculatura.

El timbre sonó. Sería su amigo, él ayudaría. Abrió la puerta y entró un Mike sonriente. Le avisó de que hoy no podría quedarse a dormir, tenía cosas que hacer. John sonrió y le dijo que no había problema. Con Mike todo era más divertido. La tarde pasó y John se olvidó por completo de sus preocupaciones.

Al día siguiente no se encontraba mejor. Pero no hizo falta que llamara al trabajo para avisar, le llamaron ellos avisándole que le habían despedido. Habían encontrado pruebas de malversación de fondos en la empresa, y todo apuntaba a que él era el culpable. A partir de ahora Mike ocuparía su cargo.

No supo nada de él en todo el día, pero cuando le llamó al día siguiente le dijo que había estado muy ocupado con todos los problemas que habían surgido. Le invitó a pasar unos días en las afueras, así podría descansar y olvidarse de todo durante un tiempo. John empacó sus pertenencias y esperó a que Mike le pasara a buscar en su coche.

La habitación donde dormía tenía una sola ventana que daba a un patio interior. No tenía grandes vistas pero al menos podía descansar. John sonrió al ver el extraño proyector que tanto lo había asustado justo encima de su cama. Pero luego Mike se lo llevó a la cocina y se olvidó completamente del tema.

Lo pasaron bien, al menos durante ese primer día, pero John cada vez estaba más preocupado, había perdido cinco quilos más y su tez era más blanca que el papel.

Siguió con Mike dos meses más hasta que un buen día se olvidó de levantarse. Se olvidó de que alguien en algún momento le había puesto un nombre. Se olvidó de que existía.

Y ese mismo día, Mike llegó de trabajar, se sirvió una copa de whisky de malta, acabó las últimas líneas de su libro favorito y llamó a su pareja. Se lavó la cara fuertemente con agua y jabón y cuando dejó de frotarse sonrió. Su tez era oscura, azabache y su pelo oscuro y generoso. Había ganado en altura y musculatura.

Se dirigió a la habitación donde John se había quedado dormido la noche anterior y tras apartar el cubrecama descubrió que John ya no era John. En su lugar había un pañuelo de papel. Lo agarró suavemente y se dirigió al despacho. Y tras sentarse en su butaca y mirar lo que en otro momento había sido John, estornudó, utilizó el pañuelo de papel y tras arrugarlo lo lanzó a la papelera.

Espero que lo hayáis disfrutado y sobretodo que jamás os encontréis un Mike en vuestras vidas.

Carles.

13 comentarios en «El efecto aspiradora»

  1. Ja t’he dit que havies escrit exactament la mateixa frase en la que havia pensat.
    Una forta abraçada noi, saps que m’agradaria poder recolzar-te en persona en aquests moments, pero bé, espero que aviat poguem veure’ns.

    I espero que mai deixis de confiar en les persones, no permetis que et treguin això. Que aquestes decepcions t’ajudin a valorar encara més els veritables amics que tens.

    Una fortíssima abraçada de nou.
    Jordi

  2. De los relatos que has escrito, éste sin duda es el que me ha gustado, tanto por su planteamiento original del vampirismo energético porque a nivel personal me recuerda el guión de un cortometraje de un amigo mío. En el cortometraje el protagonista convive con un amigo imaginario que a medida que pasan las semanas se va haciendo cada vez más real hasta usurpar por completo su personalidad.

    Cuida las descripciones, a veces se echan en falta en el texto y a veces están de más.

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