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Triángulo

[Castellano]

Hoy empezaré un cuento corto pero no lo acabaré. Estoy todavía escribiéndolo pero es el día ideal para empezar a publicarlo. El original está en catalán, pero lo he traducido lo mejor que he podido para que todos podáis entenderlo.

Para ti, maestro, compañero, padre y amigo.

Triángulo

I

Despierto sentado en el andén. No conozco a nadie por más que busco caras conocidas. La estación parece antigua, con las pequeñas tuberías asfixiando la poca naturaleza de alrededor. No tenemos techo sobre nuestras cabezas. Algunas personas parecen estar más confundidas incluso que yo, pero otras desprenden calma con la mirada.

Nadie se impacienta por el retraso del tren. De hecho, no vemos ningún cartel con los horarios establecidos.

Me levanto y me intento situar. Recuerdo que tengo un buen sentido de la orientación, así que quizás pueda entender dónde estoy. Pero la pequeña estación está completamente desolada, rodeada por paisaje muerto.

Deben de ser cerca de las nueve de la mañana ya que el astro rey todavía no se ha coronado.

Entonces veo como algunos se han ido adaptando a las circunstancias y se han atrevido a hablar, otros han decidido esperar con paciencia algún acontecimiento y un par que se han alejado hacia el desértico horizonte, lejos de la estación.

Considero que la mejor opción es socializar un poco y conocer a mis compañeros de viaje. Me dirijo con paso firme hacia el grupo que parece más animado.

II

Dicen que en sólo un año las heridas se cierran. La Gran Caída cumple hoy su primer aniversario. Pero no ha cambiado nada. No me he despertado de forma distinta a ningún otro día. El café tiene el mismo sabor que ayer y las lágrimas resbalan por mi cara de la misma manera que lo han hecho estos últimos meses.

Quizá ella sí que ha cambiado. Quizá hoy es distinta; me la miro, una y otra vez. La observo con ojos de padre, pero no quiero ser condescendiente con ella. Se ha portado mucho mejor de lo que me esperaba. Entenderla es muy sencillo, de hecho está hecha de materiales muy asequibles y tiene unas formas simples que lo único que buscan es atraer al consumidor de bolsillo pequeño. Pero me ha estado aguantando durante todo este tiempo, y sólo por eso, merece mi respeto.

Es una buena silla. A él le habría encantado, estoy seguro. Quizá al fin y al cabo sí que es un día distinto.

Hoy, y sólo quizás, he avanzado un paso hacia adelante en mi vida. O quizá sólo sea la silla.

III

La nada me envuelve. Estoy acostumbrado, de hecho, no recuerdo ninguna otra cosa que no sea conducir este maldito tren. Busco el placer en mirar a través de la ventana. El desierto me envuelve.

Una vez intenté contar los granos de arena que luchaban por entrar en la cabina y conseguían engancharse en el cristal, pero la velocidad siempre me impedía obtener una cifra exacta. Es curioso como en las situaciones más absurdas nos aferramos a las cosas más concretas.

Los mapas nunca me han servido de mucho. Sólo me indican unos puntos clave de toda la región Sin Nombre. Puedo distinguir las pequeñas estaciones donde recojo a la gente y la parada de inicio y final, pero por más que intente discernir el nombre del desierto o alguna pequeña región, no lo consigo. Además, los Guardianes me han prohibido hacer preguntas al respecto.

Los nombres no son importantes, y nosotros, tampoco.

El panel de control me indica que estamos llegando a la tercera parada. Comienzo el proceso de desaceleración y observo a la gente desde la lejanía.

Cada vez hay más.

Continuará.

Carles.

2 comentarios en «Triángulo»

  1. ¿Por qué será que vemos nuestras propias vidas como trenes? Algunos en marcha, nuevos y veloces; otros muy antiguos y pesados, pero trenes al fin. ¿A dónde irás con este tres, mi amigo? Yo espero que a un destino seguro, donde al menos haya una buena silla dónde sentarte a escribirnos la experiencia. Besitos.

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