Sí, martes. Un día cualquiera en el que tras un lunes de proposiciones todo queda en suposiciones que pasan a ser creencias increíbles de ideas fugaces que permanecen a diario en nuestros objetivos. Como un conjunto de estrellas. Siempre ahí pero nunca acabamos de verlas, ni de creerlas siquiera… Sólo sabemos como son. Como nuestros martes. El día de las propuestas incumplidas, los sueños rotos, el día en el que aprendemos idiomas, y sobretodo el día de desaparecer pronto entre las sábanas para renacer, cual fénix de sus cenizas el miércoles, con fuerza renovada.
Pero el miércoles y el resto, mejor, para otro día.
Carles.