Cada día anhelo tu cuerpo; y a tí, por supuesto.
Arrastrándome entre las sábanas,
anhelo tu aroma,
aroma de realidad,
de fantasía perdida,
de historias que vendrán.
Pero entonces despierto
con el sueño en mi cuerpo
y añoro cómo pasaría,
me hundiría en tu cuerpo
a buscar qué hay dentro,
despacio,
hurgando cada curva de tus sentidos,
y, completamente desafinado,
te susurraría cuánto te echo de menos.
A ti y a tu cuerpo.
29/03/2011 Carles Rubio Arias.
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